La
Delio Valdez, La Orquesta Alcaloide y Cumbia Hasta el Lunes hacen del género su propia versión.
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Lautaro Schachmann | Ph. Ezequiel Sambresqui
No es casualidad de dónde
surge el nombre de la cumbia: es colombiana de origen, pero debe ser
uno
de los pocos estilos que tiene diferentes variantes autóctonas en la
mayoría de los países latinoamericanos.
Según cuenta la leyenda –y el diccionario Larousse-, su raíz
proviene del cumbé, que era una danza de Guinea Ecuatorial. Y cumbé
significa jolgorio, fiesta. Desde siempre la cumbia y la fiesta
van de la mano.
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La Delio Valdez |
Hace
ya unos tres años que en Buenos Aires se organizan cada vez más fiestas cumbieras, tanto en lugares privados (el Club Premier –que
fue uno de
los pioneros-, Konex, Salón Real) como en parques abiertos. En 2009, Metrópolis,
la histórica bailanta ubicada en Palermo, cerró sus puertas para dar
lugar a lo que prometía ser el “nuevo Cemento”. Hoy en esa disco
ya conocida
como Groove se organizan anualmente decenas de fi estas donde predomina
este sonido.
Durante
estos últimos años, muchos músicos porteños provenientes de diferentes
estilos comenzaron a incursionar en este ritmo. Ya son varias las orquestas
y bandas formadas en busca de lograr que esta danza les sirva como
medio de subsistencia. La Delio Valdez, La OrquestaAlcaloide y Cumbia HastaEl Lunes son bien diferentes entre sí, pero están unidos por el
sentimiento puesto
en tocar cumbia y surfear la cresta de esta ola que no para
de crecer.
“La
cumbia es un patrimonio a la humanidad”, asegura Gladys La Negra del
Carmen Sarabia, cantante y una de las dos integrantes mujeres de La
Delio Valdez. A horas de cerrar la fiesta El Club de la Cumbia
en el Konex, los de
La Delio parecen tener más ganas de bailar, enfiestarse con
el público y
escuchar la apertura del festival a cargo de Los Reyes de la
Cumbia, que de ponerse
la camiseta de estrellas de la noche y dar su show.
“Nosotros
nos ponemos contentos si la gente baila. No importa si es el Konex,
Parque Centenario o en una fiesta: si la gente bailó, es porque la música
les llegó”, aseguran a coro. La Delio Valdez es una orquesta de
cumbia bien vintage, con el formato que tenían estos
conjuntos 30 o 40 años atrás. Son 14 integrantes: dos trompetistas, un
saxofonista tenor y soprano, una saxofonista alto, un clarinetista, dos
trombonistas, un bajista, un guitarrista que hace coros y canta, un
timbalista que también canta, un encargado del bongó y la campana, otro
del güiro y las maracas y la voz femenina a cargo de La Negra.
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Orquesta Alcaloide |
Para
los integrantes de la Orquesta Alcaloide, que estrictamente no
es una banda
de cumbia, este ritmo "es una fuente de trabajo". También
multitudinarios pero
con instrumentación más moderna que la Delio –un saxofonista
alto, un trompetista cantante, dos guitarristas, un bajista, un tecladista,
un acordeonista, un baterista, un timbalista, un trombonista, un
encargado del bongó, otro de las congas, un armoniquista y la voz a cargo
de Sonia Sanivell-, ellos se emparentan más con la fiesta que con el estilo
en sí: tocan cuarteto, cumbia, reggae y un poco de ska. El sábado 13
de febrero, en el programa sabático satélite de Tinelli, los
presentaron como
los nuevos Dancing Mood. “Para nosotros fue un honor”, afirma enérgicamente
el trompetista Esteban Negromanti, y agrega: “Nosotros apuntamos
a eso: a ser los Dancing Mood del boliche”. Durante el verano, los
contrató la Secretaría de Turismo de Villa Carlos Paz y fueron una
fija en
el boliche Zebra de esa localidad. “Nuestra meta es
reemplazar el sintetizador del
boliche con la Alcaloide”, define Negromanti.
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Cumbia Hasta el Lunes |
“La
cumbia nos dio la posibilidad de hacer movidas grandes”, cuenta
Martín Lijalad,
guitarrista de Cumbia Hasta El Lunes (CHEL). De estas tres
bandas, ellos
son los más nuevos y los más aggiornados a la variante
argentina del estilo:
no tienen vientos y, además del guitarrista, bajista, las dos voces, congas,
timbales y el baterista, tienen un integrante que toca el keytar, instrumento
con el que Pablo Lescano hace de las suyas en Damas Gratis. “Todavía
estamos en busca de nuestra identidad. Por la instrumentación estaríamos
más emparentados con la cumbia argentina, aunque no hacemos cumbia
villera”, aclara Lijalad. En las últimas dos navidades porteñas participaron
de una fiesta masiva que se realiza en la plaza de Av. San Martín
y Apolinario Figueroa. Esta última vez, más de dos mil personas se quedaron
bailando hasta el amanecer. Ellos tocaron pasadas las seis de la
mañana y la plaza estaba colmada de gente que esperaba escucharlos.
Las
tres bandas solían tocar otros estilos antes de éste, pero admiten
que desde
que tocan cumbia se divierten mucho. Este ritmo les permitió no sólo
trabajar con su música sino también hacer grandes fiestas
multitudinarias en
donde el baile y el festejo reinan hasta que se hace de día. Y esto
es lo que buscan y siguen planeando para su futuro: que cada vez sean
más los que quieran que les toquen unas cumbitas.
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