Cada
vez son más los ciclos de baile y música swing
que
se organizan en diferentes centros culturales de la ciudad. “Lobo
con Swing” se presentó este fin de semana en el Caras y Caretas.
El origen
del Swing está
en la década del
’30, en Nueva Orleans, Chicago y Nueva York. Tras la Depresión del
’29, cuando salían a divertirse, los nortemericanos buscaban
estilos de música para relajarse y disfrutar. Así es como, en
diferentes salones de baile –como lo fue el famoso e histórico
“Savoy Ballroom” de Chicago–, la gente pasaba horas escuchando
y bailando lo que tocaban las diferentes big
bands de turno. Las
big bands
fueron (y son) orquestas de entre diez y quince instrumentistas
compuestas por, al menos, una sección de bronces (trompetas,
trombones, tuba), una de maderas (clarinete, flautas, saxos) y la
sección rítmica (batería, contrabajo, piano y guitarras). Además
de los músicos, siempre hay un director que es compositor o
arreglador y un solista estrella. Las Big Bands más reconocidas de
esa época fueron la de Benny Goodman, Count Basie o Glenn Miller.
De Chicago a Buenos Aires
En
enero en Buenos Aires se realizó el sexto festival anual LHAIF
(Lindy Hop Argentina International Festival) .
El Lindy Hop es un estilo de baile de swing que se baila de a dos,
tiene un paso básico de ocho tiempos y se caracteriza por tener
pasos abiertos –swing
out–
mezclados con los clásicos movimientos cerrados de un baile en
pareja. Organizado por Gastón Fernández, que junto con Tina Rizza
fue uno de los profesores oficiales del ciclo de Lobo
con Swing
durante el 2011, y apoyado por expertos bailarines, el festival
consiste en diferentes shows de coreografías, clases de baile y
certámenes en donde un jurado especialista –nacional e
internacional– califica a los bailarines que muestran sus destrezas
al ton y son de lo que tocan las diferentes bandas. Para el LHAIF
viajan a la Argentina bailarines de todo el mundo para dar o tomar
clases. Este año tuvo su cierre en el Teatro Mandril a cargo de la
joven banda Lobo con swing
y llenó todos los días cada una de las fiestas con toda clase de
curiosos que buscaron una alternativa distinta y atemporal a la
rutinaria noche porteña.
Noches
de swing
El
sábado pasado en el Centro Cultural Caras y Caretas, Lobo con Swing
comenzó con los ciclos de música y baile que ya organizó
quincenalmente durante 2011 y que desplegará de manera mensual
durante 2012. “A diferencia de lo que se venía haciendo, lo que
nosotros pensamos es hacer shows en donde la música la tocamos y
adaptamos hacia el baile del Lindy Hop”, le contó a Cultra la
clarinetista Paloma Schachmann, y agregó que este año van a
continuar ofreciendo conciertos con clase de baile, así como
intervenciones de shows de baile de las distintas facetas del Lindy
Hop. Participar de alguno de los ciclos es lo más parecido a viajar
en el tiempo y volver a esos salones de baile norteamericanos de la
década del ’40.
No sólo los músicos salen a escena vestidos de
chaleco, boina y corbata, sino que también muchos de los bailarines
–tanto sean de niveles básicos, intermedios y avanzados como
inexpertos que incursionan por primera vez–, se aparecen lookeados
con vestimentas de esa
época. Mujeres con vestidos cortos con lunares, maquillados sus ojos
y pómulos al estilo de esa época, junto con hombres con pantalón
de vestir, saco, camisa y moño o corbata se acercan al lugar y
despliegan sus dotes bailarines al ritmo de la banda. Cada vez que
el baterista cuenta su “1, 2, 3, 4” y comienza a sonar algún
clásico de swing,
el varón se acerca a la mujer con la que quiere bailar y la invita
girar por la pista sin necesidad de hablarle.
Durante la hora u hora
y media que dure el show, las parejas se mueven rápidamente al ritmo
de la música. A diferencia del tango, en donde el movimiento es más
bien lento y pasional, este baile es en sí ágil, desenfrenado,
enérgico y, hasta por momentos, peligroso: los hombres levantan por
el aire a las damas, hacen trucos con giros y se mueven por la pista
casi siempre al borde del accidente fatal. En esas noches de swing es
común ver parejas de baile con grandes diferencias de edad. Los une
el mismo leit motiv:
swingear hasta que la música se transforme en silencio.
todo lo que me gusta es ilegal, es inmoral o engorda. excepto quizás bailar.
ResponderEliminarBAILAR... BAILAR... BAILAR: